Sabe a casa: la historia de Alejandro Álvarez y la malta que cruzó fronteras
Desde una cocina en plena pandemia hasta los estantes de tiendas en Buenos Aires, Santiago y ahora Madrid, la malta artesanal +58 CCS no solo es una bebida, es una cápsula de memoria.
Conversamos con Alejandro Álvarez, su fundador, quien nos contó cómo esta iniciativa nació de una mezcla de impulso, nostalgia y ganas de hacer algo distinto.
“Nos dimos cuenta de que no había malta venezolana en plena pandemia. Entonces decidimos hacer una desde cero. No existía una receta, así que fue mucho ensayo y error”, relata.
La estrategia no solo fue sabor. El diseño, el branding y una conexión genuina con la comunidad venezolana hicieron el resto.
“Hoy somos una marca reconocida y eso es gracias al trabajo constante y a entender lo que significa esta bebida para los nuestros”.
Tras exportar a Chile y producir ahora en Madrid, el sueño sigue: posicionarse en Europa y, algún día, volver a Venezuela. Un mensaje claro para otros emprendedores: “Hazlo con autenticidad, con propósito y mucha constancia”.